La idea surgió después de una larga conversación con Iñaki (mi compañero de cuarentenas), sobre el impacto que está teniendo el confinamiento en nuestras vidas en general, y en más concretamente sobre nuestra faceta emprendedora.

Y reflexionábamos sobre cómo nuestra adaptación al canal digital estaba jugando un papel clave para sobrellevar la situación un poco mejor. 

Iñaki está sufriendo las consecuencias del cambio y también le ha tocado adaptarse a la nueva situación, pero él lleva inmerso en un modelo de trabajo 100% ligado a internet más de 10 años.

En mi caso, como mujer emprendedora que saca su proyecto adelante día a día, a mí también me está tocando adaptarme a la situación. Pero el impacto de la transición digital para mí ha sido más dramático.

Por suerte llevaba ya un tiempo adaptándome a marchas forzosas a internet, explorando las soluciones que podía encontrar para resolver algunos de mis problemas.

Durante esa conversación, nos analizábamos en detalle el proceso que yo misma he seguido en los últimos dos años, y de cómo internet me ha permitido dar un salto cualitativo importante en mi proyecto.

Y pensamos que de ahí podrían salir algunos aprendizajes importantes para otras mujeres que, como yo, desean vincular al 100% su proceso de crecimiento personal y su proyecto profesional.